domingo, 27 de septiembre de 2009

Gira "Maaamadera" 09'-Algun Q-lo...(Vacas/Gira Pampa-Andando) XV

** Capítulo XV: El cine que nos mira **

Caminaba por la avenida 3. La cabeza trabajaba a la par de mis pies que se adelantaban en la empresa de caminar las quince cuadras que separaban el circo (donde dejé a las chicas) de Museo Rock. Nuevamente, en ese mismo lugar Pampa Yakuza y Andando Descalzo iban a tocar, como lo habían hecho la noche del 20 de enero. Luego de unas tantas cuadras, la avenida se tornó peatonal. Abandoné la vereda y bajé al asfalto. Muchos espectáculos callejeros, hacían las veces de distractores para no pensar en lo que tenía que afrontar en pocos minutos. De todas formas otro problema iba a ser el hecho de estar casi solo: mis compañeros de ruta estaban en La Roca en San Bernardo o en su defecto en el Eterno.

Levanto la cabeza y lo veo a Hernán en una panchería. Saravia un tanto sorprendido de verme solo, tuvo la amabilidad de darme charla. Ya era de hora de arrancar pero antes hicimos una parada por un local de fichines para ir al baño. Con el tanque vacío, derecho por la 3 hasta la galería donde quedaba el reducto rockero.

Como es costumbre, Lucho Katz estaba con su hermano Martín repartiendo volantes; los saludé y le pedí un pilón para ayudar y de paso matar el tiempo, vísperas al recital.

- Pampa Yakuza, una banda nueva…no se si la conocen…- dije.

A un costado, sobre el cordón de la vereda se encontraban los dos cineastas: Fede y Ariel. Se ríeron al verme que les ofrecía un volante y Fede me preguntó cómo estaba. Vaya a saber por qué casualidad de la vida, en tres minutos los puse al tanto de mi situación. De hecho, el panorama era claro: cumplir el objetivo implicaba quedarme en Gesell, la negativa traía consigo el problema de cómo retornar al bunker de Aguas Verdes.

No, estoy mintiendo. Vaya a saber por qué…no. En esa contextualización del “cómo estas”, hice hincapié en el episodio de la tarde anterior en Mar de Ajó: Ariel, Macarena, los aros, la foto.

- Mantenenos al tanto Tincho.- dijo el cineasta que había preguntado, luego de compadecerse conmigo y de que Ariel me diera su punto de vista.

Continué con la repartija y llegaron Ale, Gabita, Macarena, Goncho (creo, ya pasó tanto tiempo que no lo recuerdo con precisión). Nada de nada. Entramos. Andando primero, Pampa después.

Hubo tres momentos duros durante el desarrollo de la noche: durante el show, mientras sonaba Buena Suerte (o en su defecto Amor de Poliéster) lideraba el trencito loco que recorría el campo de Museo Rock; en eso agarro a Macarena para ponerla delante mío y mis manos fueron sacadas de lugar y en la cara un gesto de desaprobación, complicaron aún más la situación.

Las probabilidades de volver con ella eran ínfimas. La noche avanzaba, y ¿solo me iba a volver? Eran las 4 de la matina, estaba fresco, tenía sueño, además de toda la lima de la gira. Fede se había acercado a decirme que cualquier cosa hablaba con los pibes para que me alcanzaran en auto a Mar de Ajó. Obviamente que iba a tirar la línea de acuerdo a como se dieran las circunstancias. No sabía si decirle o no, hasta que tomé valor.

- Fede, me podrás gestionar la vuelta…-
- Tranquilo papá que yo hablo.-

El tercer momento crítico, terminó de hundirme. Estaban afuera, Ale bajoneando un shawarma en frente, mientras Macarena comía un pancho. Más importante que la vuelta de Gesell a Aguas Verdes era de Aguas Verdes a Baires.

Todavía no había sacado el pasaje (recordemos: fui en el auto del Francés junto con Anahí, pero Daniel había abandonado Aguas Verdes hacía rato), estaba esperando una respuesta de ella.
Corto, rápido, directo:
- ¿Te saco el pasaje? –
Me respondió que se arreglaba sola. Puedo sacar tantas conclusiones sobre mí a la distancia… en fin, volví al lugar.
- Ya hablé con Hernán, no hay problema- me dice el cineasta; por suerte tenía la vuelta hasta Mar de Ajó asegurada.

Entrando al recinto, el tipo de la puerta me dijo que lo llamara a Ari para que le de unas remeras que le había prometido, pero al batero jamás lo vi adentro. Me acerqué a Fede y salimos por la puerta trasera, cruzando una escalera y los baños.


Si bien no soy amante de las matemáticas ni tampoco tengo tanta habilidad para las ciencias duras, no hace falta ser un erudito para darse cuenta que en un auto es difícil hacer que entren 6 personas. Saravia no se había percatado de la cifra, por lo que atiné a darme cuenta que no estaba del todo conforme. No obstante se portó como un señor, y comenzamos la apilada en el sector de atrás: Pablo (sonidista), Ariel, Fede y yo nos amuchamos para entrar, mientras adelante Gustavito Vitale hacía de copiloto de Hernán. Estábamos apretados, iban a ser duros los 60 km. Sin embargo, a la salida de Gesell, en una YPF nos cruzamos con el Ruso. Para buena fortuna, el bajista contaba con un asiento vacante en el vehículo, lo que fue una bendición. Pablo abandonó nuestro medio de transporte y seguimos por la ruta.

El tema central de la charla mientras regresábamos era acerca del cierre de gira del día siguiente, la cantidad de material que tenían los cineastas, entretanto las líneas blancas del asfalto pasaban con mayor rapidez y en cuanto nos dimos cuenta, nos adentrábamos en Mar de Ajó.

- ¿Qué vas a hacer vos Martín?- preguntó Hernán.

La respuesta era una sola y se caía de maduro. Iba a salir a Av. Del Libertador para tomarme el ya conocidísimo Zona Sur; viejo y querido colectivo amarillo y naranja que me depositaría en la intersección de las calles Fragata Sarmiento y Fragata Libertad.

- No seas pelotudo. Te tiramos un colchón y dormís aca con nosotros.-
- No hinches las bolas…-
- No hinchés las bolas vos…-

Así de corta, el diálogo se cerró ahí. Me sentía mal, la cabeza me daba vueltas para todos lados pensando en el abrupto final y en como encararía la situación que se avecinaba. No tenía a mis amigos cerca, estaba solo y necesitaba algún tipo de contención. Ante el ofrecimiento de Hernán, acepté.

Llegamos. Ariel, Yaku, Salvi, Lucho y el Gallego más sorprendidos que yo estaban de que estuviese ahí. Atrás nuestro cayó el flete. Despacito, comenzamos a descargar las cosas (más vale, encima que me estaba quedando tenía que dar una mano) y a entrarlas en la casa cuya única finalidad era esa, guardar los equipos. En frente (pero dentro del mismo predio) otra, donde estaban los Pampa; que allí sería donde iba a dormir. Adentro empezamos a acomodar las cosas, sobre todo viendo donde era que iba a ubicar mi cuerpo.

- Vos vas a dormir ahí Tincho – Me dice Gustavo, señalando un sofá que se encontraba en el living. A todo esto había un extra más al igual que yo: Viru, yakuzero viejo, que formó parte del staff y estaba colaborando ahí también. Sin perder tiempo, Viru se echó arriba del sofá. El percusionista le insistió para que se fuera, pero éste ya estaba tapado.

- Quedate tranqui que vas a dormir ahí, y si no te conseguimos otra cosa, no te preocupes. – me dice Vitale.

Más alla que había tantas probabilidades de que Viru dejara el sofá como que Chicago juegue la Copa Libertadores de América el año 2014, las palabras del percusionista me hicieron bien; necesitaba eso, que alguien me cuide un poco. Mi susceptibilidad también fue menguando cuando Lucho apareció con un colchón para que tire en el suelo, y al rato, luego de verme con la campera Yaku me trajera una frazada. Se comportaron como mis padres (que tiernos..ja ja).

Pero, siempre hay un pero. Sentí que era temprano para irse a dormir. Salí al patio que conectaba todas las casas a fumar un pucho.

- ¿Tenes hambre Martincito?- me pregunta el Bocha de Andando Descalzo.
- Andá a buscarte un plato y venite con nosotros – completó.

Entré al refugio Descalzo. Ariel Paladino (guitarra), Maxi Suppa (percusión), Roger y Stimpy (encargados del kiosco) y el sonidista completaban la mesa. Una olla grande por detrás, con arroz y cebolla, más todo el pan rescatado de la casa hicieron las veces de cena a las 6 AM. Risas a pleno, hicieron que cambiara mi estado de ánimo. Con la panza llena y el corazón reparado fui a intentar dormir.

Me desperté y Lucho ya estaba arriba. De a poco se fueron levantando. Hicimos una vaquita y con Viru fuimos en auto a un supermercado a comprar las provisiones. Salchichas con puré, un par de gaseosas y tapas de empanada. El Galle mandó al horno un par de salchichas envueltas en las tapas, que fueron un éxito. Dos ollas de puré, una un poco aguada, la otra buena. Infinidad de veces contesté que había dormido bien, mientras tomábamos cada uno un marcador indeleble para escribir la publicidad del show de la noche. El día estaba feo: nublado, con viento; no tenía sentido que tocaran a la tarde si la noche iba a ser el plato fuerte, por ende el show que iban a dar en Kohutek a las 16.30 fue suspendido.

Tijuana – Av. Costanera 3400 22 hs. ” uno tras otro, con letra un poco más o menos prolija de cartel a cartel, sumado a las peleas con los que se quedaban sin tinta. Fui a buscar a los cineastas. A Fede sobretodo, quien fue el gestor de que no haya muerto esa noche en Gesell. Le agradecí reiteradas veces; a Ariel también.

Mi estadía ya estaba cumplida, pese a que algunos me ofrecieron quedarme un rato más. Eran las 4 de la tarde, y siguiendo las instrucciones de Adrián Pablo Brunetto salí pateando, hasta avenida del Libertador a tomar el Zona Sur, recordando el programa de Carlos Morelli que solía ver con mi viejo los sábados por la noche.



// Continuará...

Nota del autor: Señoritos, solo queda el capítulo 16 y el epílogo. Ya se termina y cumplo con la deuda de la promesa que le hice a medio mundo. Gracias por leer!!! Y sepan disculpar que se me escapen detalles (alguno son obviados, de más esta decir)