domingo, 17 de mayo de 2015

Sanciones ejemplificadoras...para la gilada.


Recuerdo por allá en 2007, luego de que pase lo que pasó, escuchar acerca de "las sanciones ejemplificadoras". A causa de lo sucedido, nos clausuraron la cancha 20 fechas (un campeonato entero donde deambulamos por las canchas de Deportivo Español, Ferro y Argentinos Juniors) y nos descontaron 20 puntos. Se apeló la sanción, y la AFA tan generosa con su tribunal de disciplina nos devolvió 2, llevando la quita a 18 unidades. En simultaneo, Almirante Brown genera disturbios en la cancha de Racing y también lleva la misma suerte, lo que conllevó a ambos destinos similares: Brown de la B metro ascendía al Nacional B pero jugaba condenado a bajar inmediatamente. Chicago por su parte, un descenso sin escalas de la A a la b minúscula.

¿Qué pasa acá con los muchachos de la Boca? ¿Nadie sabía acerca de todo lo que pasó? ¿Nadie estaba notificado del aparatito ese que vuela con el fantasma, la bandera amenazando que si perdían iba a haber bardo? ¿No son còmplices los tipos que estaban al lado de los que dispararon el gas ese que casi deja ciegos a los rivales? ¿Dónde esta la dirigencia?
La cobertura mediática, con Niembro a la cabeza, que ya deja de ser operador mediático para directamente ser un hombre del PRO, encubriendo todo el tiempo a Angelici y la dirigencia xeneixe para que su jefe político no salga salpicado por ninguna gota.

Antes de seguir, veamos la cobertura de los desmanes de la Promoción Chicago-Tigre en 2007

Si es Nueva Chicago, club de barrio, de barrio humilde de la Capital sí son delincuentes, si son bárbaros y sí debe recibir una dura sanción. Varios puntos: acá no discuto la sanción a mi querido verdinegro, sí cuestiono que no se mida con la misma vara; que seamos siempre los mismos perejiles los que pagamos los platos rotos mientras los poderosos siguen siendo intocables. River inmediatamente meses después mataba a un tipo en plena tribuna un día de partido, luego quilombos en los quinchos; en Racing matan a un periodista partidario y todavía no tenemos ni noticias, en Independiente la barra hace y deshace a su gusto; SAn Lorenzo y Velez se agarran, otro muerto...en fin.
En otro aspecto, acá en Boquita no fueron los negros, no fueron los resistidos de siempre. Salió de la platea. Pero Boca es eso, una gran platea, un hermoso coliseo a lo teatro colón. Ya no van más los negros, los pobres, los marginales, como lo los llaman ellos, aunque yo siempre p
refiero llamarlos "pueblo". Hay que tener platita, hay que ser socio recontra plus para poder acceder a una entrada o ser un turista con guita que te la vendan a través de una agencia de turismo. El pueblo no va más a la cancha, eso quedó en el pasado. Eso es el modelo de club que quiere el macrismo. Y no lo digo porque me simpatice Boca, si me simpatizaba que fuese un club popular. Ya no lo es. Y ya no lo es porque el pueblo no se puede acercar: ponerse una camiseta en el lugar más recóndito del país, lejos está de que el club algo te pueda dar (y no olvidar que lo ves por el Futbol Para Todos, porque esos mismos tipos son los que quieren volver a privatizar)


200 lucas verdes, cuatro partidos sin jugar, una eliminación de escritorio. Ah! No me olvido que la clasificación también fue de escritorio: ¡Cómo engramparon a nuestros primos de Liniers! Bochornoso.
Pero bueno, acá no pasaba por pegarle a Boca como "Boca", sino poder ejercer la bronca ante la injusticia que sentimos todos los tipos que pertenecemos a equipos más pequeños, con menos poder, con menos influencia, con menos guita, pero sí con barrio. Parece que el barrio solo no alcanza. Después se llenan la boca hablando de pueblo, de popularidad, cuando están del otro lado del mostrador también. 

Lo último y me retiro: ¿hace falta querer justificar lo que se vio? Más digno sería llamarse a silencio. Volvé Román, vos sí que sólo jugabas al futbol!


sábado, 16 de mayo de 2015

La Asignación Universal dignifica

Hace exactamente un año, desde el Programa Integradores de ANSeS, concretábamos un abordaje territorial en Almirante Brown. La foto vale más que mil palabras. Voy a transcribir el texto con el que acompañé esta foto en mi perfil de facebook el día que la subí. Por las dudas aclaro sobre el contexto, ya que fue a las pocas horas de que la Presidenta anunciara un aumento en la Asignación Universal por hijo el año pasado, y una catarata de amigos con los que compartía y aun comparto lugares comunes donde a veces sale un billete poder asistir, se manifestaron en contra de dicha medida.


La verdad que no tenía ganas de subir esta foto, pero me veo en la obligación luego de leer tantos comentarios en contra del aumento a la asignación universal por hijo. Mientras los fines de semana compran escabio para tirar al techo, atados de puchos para fumar o salen a comer afuera, van a un recital y luego quizás a un boliche... me gustaría que por un momento nos pusiéramos en lugar del otro. Esta foto es de Almirante Brown. Se ve un basural, y al costado un paredón donde atrás construyen un country. A la derecha una hilera de casas, absolutamente precarias. Esa gente no tiene plata para salir de joda el fin de semana, para tomarse un taxi, para comprarse chicles beldent, zapatillas nuevas, etcéteras. El punto es que viven otra realidad y gracias a ese puchito de plata mensual pueden mandar a sus hijos al colegio y los ayuda para poder seguir adelante. Y no es "gratis". La contraprestación es que tienen la obligación anual de presentar la libreta de seguridad social que certifique que los controles de salud anuales están al día y que están yendo a la escuela a cursar. De esta forma generamos conciencia y se le brinda nuevas oportunidades a gente que no tiene la posibilidad como tantos otros de ir a colegios privados en los que pagan una cuota por mes. Nunca, nunca en la historia un gobierno hizo tantas cosas por esta gente marginada, olvidada, desposeída. No seamos egoístas, que nunca estamos exentos de que nos toque a nosotros.

El debate, obviamente es más amplio. Aquella vez acompañe la imagen con esas palabras porque era en respuesta a un determinado grupo social. La asignación universal dignifica, lleva a los pibes a la escuela, lleva a los pibes a tener controles sanitarios como corresponde. Acá uno sale de la casa y deja la luz prendida, abre la canilla y la deja correr minutos mientras se cepilla los dientes, se da el lujo de no comer cuando algo no le gusta o poder elegir el menú. Hay gente que todavía no. Todavía falta mucho, pero el camino es este. Si no es Macri, y ya sabemos a donde conduce.

martes, 12 de mayo de 2015

Discutir todo sin olvidar los orígenes.

La "lucha" en contra de la "precarización laboral" por parte del estado. En línea con el post anterior: entender desde donde se viene, celebrar la discusión y superar la contradicción.



Me da tristeza que amigos míos le sean funcionales a Micheli y toda esa gente que esta de los dos lados del mostrador. Mi sindicato, hizo quilombo en la puerta de mi oficina reclamando mejores condiciones laborales -cosa que no niego- pero los tipos que encabezan "la lucha", los tipos de la cúpula se llenan los bolsillos. Yo no pago ganancias, como todos esos que hoy protestaban. Tampoco es cómoda mi silla, y tengo una computadora de mierda, vieja y chota. Pero eso no frena el compromiso por seguir transformando la patria, aunque a veces me toque hacerlo con cuchillo y tenedor. Es dificil superar la contradicción, pero también creo menester entender que antes laburo no había y que por más que crean que encabezan "la lucha", son funcionales a lo más rancio que nos queda en ese sindicato. Celebro discutamos mejores condiciones laborales y no laburo. No olvidemos de donde venimos, porque en negro no se labura, haces aportes y tenes obra social.

domingo, 10 de mayo de 2015

Es peligroso acostumbrarse

Acostumbrarse a lo que uno tiene olvidándose de donde viene. Naturalizar todo dejando de lado que la mayoría de las cosas han costado sangre, sudor y lágrimas.


Ahora que puedo parar la máquina y sentarme un rato -mate y termo a mi izquierda- me volví a preguntar hace cuanto que no esbozo algunas líneas acá. Sin miedo al archivo, creyendo fervientemente que siempre dije lo que pensaba, lo que pienso, lo que siento (tan latente tema archivo en estos últimos días, y siempre) se me ocurren algunas cosas que no ordené, solo las voy a volcar acá.

Creo que nos estamos acostumbrando. En los últimos doce años hemos recuperado infinidad de derechos que si bien muchos están directamente relacionados con los estratos sociales más sufridos, golpeados y marginados durante tantos años, también los sectores medios y más poderosos se han beneficiado.

Podríamos mencionar muchos, pero no voy a ir sobre esos derechos adquiridos, recuperados o medidas en favor del país. Me quiero enfocar en el acostumbramiento, en la naturalidad. Hoy día es completamente normal la libertad de expresión, es totalmente normal ver que hay trabajo, que se pueden disfrutar las vacaciones, que podemos consumir cuanto artículo querramos en efectivo y si no nos da el cuero, en doce cómodas cuotas. Parece normal ver que nuestros viejos se pueden jubilar, inclusive sin tener 30 años de aporte. Es moneda corriente si uno tiene algún tipo de discapacidad grave -y demostrable- poder acceder a una pensión por invalidez y tener obra social. Es natural que las empleadas domésticas pidan trabajar en blanco. Es normal en las villas ver que los pibes cobran la asignación universal, que se puede acceder a un decodificador y antena para ver la televisión digital abierta y gratuita. Es normal ver a los pibes con las netbooks de conectar-igualdad y achicar la brecha digital. Es normal que haya paritarias y aumento de salario todos los años. Es absolutamente normal -y hasta inclusive resultó intrascendente- lanzar un satélite de producción íntegra nacional al espacio, que se concluyó Atucha, que se hacen caminos, escuelas, que el Ministerio de Salud entregue 15.000.000 de medicamentos a personas que se les complica el acceso... 

En fin, dije que no me iba a detener en esas medidas. Ante toda esa situación es de una evolución natural que las personas quieran seguir mejorando sus vidas. Se han conseguido tantas cosas -y faltan aun tantísimas más- que los estándares de vida se han elevado. Estamos mejor, pero no es suficiente. Queremos más. Me pude comprar la moto, ahora quiero un auto. Pude alquilar un departamento, ahora quiero comprar. Me fui de vacaciones a Villa Gesell, ahora quiero ir al Caribe. Mejoró mi salario, quiero más. ¡Y está bien! ¡Está perfecto! Todos queremos estar mejor que ahora

Ahora bien, parece que en algunos sectores en los que repelen políticas destinadas a los sectores más marginales (comunmente, los negros, los pobres, los chorros, los extranjeros que vienen a quitarnos el trabajo y encima tienen planes sociales gratis y vienen a tener hijos a mansalva, y no me permiten comprar dólares, y la inflación, y la inseguridad, y el impuesto al salario... siempre se puede mechar uno más!) lo más fácil es echarle la culpa de todo a ella, a La Doctora - en términos del compañero Asís-. Pareciera como que Cristina Fernández fuera la madre de todos nosotros y por ende la responsable de todos nuestros males, de nuestras faltas, y de los problemas que tiene la nación. Y ahí fallamos. Ahí fallamos en no ver la foto completa y quedarnos con el pedacito pequeñito de no ver el contexto, de no ver el cuadro completo y ver la cantidad innumerable de actores y la cantidad de factores, variables y frentes de batalla que asume este proyecto político a diario.

Y entonces, volviendo al punto inicial de lo que quería decir, no está mal querer estar mejor, por el contrario. Querer cada vez más. Es la evolución -y no la que habla el señor de rulos, cuyo proyecto es similar o igual al Pelado responsable del suicidio de René Favaloro-. Pero nos equivocamos en olvidar de dónde venimos, de cómo estábamos, de lo que costó. Escuchar gente hablar de "dictadura K" cuando esta democracia costó mucha sangre. Olvidarse que cada una de las conquistas logradas estos años costaron mucho sudor, mucho cerebro, mucho sacrificio, mucho poner el cuerpo. La costumbre no es un buen amigo, hay que tener cuidado. Acostumbrarse es peligroso, frena el movimiento, hace olvidar los inicios, los orígenes, y quizas algo aun más importante; el resurgir.

Martín Ciraolo