martes, 28 de octubre de 2014

Te extrañamos flaco! (Néstor Kirchner 1950-siempre)


Si bien ya en mis épocas de secundaria había empezado a meter el hocico en la política (un poco lavado porque el rector Hector Riveiro confeso admirador de la dictadura del 76, su falcon verde y algunos docentes represores de ideas de esa escuela así no me lo permitían) la decisión de empezar a participar activamente surgió poco antes de que te fueras. Y cómo cambiaron las cosas, como cambiaron! En ese momento de desesperación muchos estaban en la vorágine del “hay que cuidar a Cristina porque si no esto se va todo a la mierda”, “tenemos que hacer algo”. ¿Pero que hacemos? No sé, salgamos a la calle por lo menos. Vayamos a despedir al tipo que pateó el tablero y empezó a darle bola a los problemas de la gente.

Por suerte muchísimos de ese primer aluvión que llegó después de que partiste, nos hemos quedado. Paradojas de la vida, del destino. Y no voy a entrar en debate filosófico de si existe el destino o cada uno es capaz de moldearlo de acuerdo a lo que le toque, porque “la vida es una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar” dijo alguna vez la mamá de Forrest Gump.

Pero sí. Vos elegiste tu destino. Vos elegiste entregarte por completo a tu pueblo, a tu tierra, a tu bandera. Fiel a tus convicciones, sin claudicar. Intentando cerrar los números con todos adentro. Haciendo política, enseñándonos en cada momento, mostrando que la política es la única herramienta para la transformación para el cambio: porque cambio es el nombre del futuro.


No podíamos quedarnos de brazos cruzados. Llegó la hora para muchos de involucrarnos a fondo. De embarrarnos hasta el cuello, de hacer carne los problemas del otro, de no quedarnos mirando timoratos ante las injusticias. Gracias Flaco, gracias por enseñarnos el camino. Gracias por abrirnos los ojos. Gracias por cambiarnos la vida. Pasaron 4 años, no lo puedo creer. Mi vida y la de otros tantos compañeros que hoy nos encontramos militando por este proyecto político ha cambiado por completo. Pegó un timonazo de 180 o incluso 360º. Elegimos participar, elegimos militar. Y esa elección, ese cambio… es irreversible.

Te extraño mucho, como si fueras esa persona inmensamente cercana que, quizas no lo fuiste porque solo te vi una vez mano a mano y el resto fueron de lejos. Pero como que no! Claro que sí. No se puede ser indiferente hacia una persona así. A una persona que nos enseñó que el amor es más que el odio, que hay que poner la otra mejilla, que nos enseñó a que se puede construir un país mejor.


Gracias flaco, sos eterno.