Salí hasta Avenida del Libertador, habré caminado unas siete cuadras y por suerte el Zona Sur llegó rápido. La tarde estaba horrible, las nubes que cubrían el cielo y el viento boicoteaban a pleno el día de playa. Me bajé en Aguas Verdes, allí en el mítico cruce de Fragata Libertad y Fragata Sarmiento. Mis pasos cada vez me dejaban más cerca de la casa; abrí la puerta, que estaba sin llave y entré.
- Ah Lobi, estabas vivo! – dice el Negro Gonza.
- Hijos de puta! Podrían haber mandado un mensaje, me podría haber muerto y ni se enteraban. – contesté; a lo que Facu remató:
- Seee. ¿A mi que me importa? -
Luego de las risas recuerdo que preguntó: “Bueno culeao, contá que hiciste”
-Me van a bardear si les cuento la verdad.-
Tras contar mis peripecias en Gesell y Mar de Ajó no me atacaron tanto como preveía. Igual ese no era el problema: la cuestión central era que no tenía pasaje asegurado para volver a Baires –recordemos que el auto ya tenía sus lugares ocupados-. Así que Galvan me llevó hasta La Lucila del Mar para comprar el pasaje.
- Disculpame, no tengo pasajes para mañana; solo para pasado – me dijeron en la segunda boletería en la que pregunté. Recién en la tercera tenían uno que había ido a devolver una mina hacía cinco minutos. Imaginen como putee al cielo, a Macarena y a mí por ser tan pelotudo de haber esperado la decisión de ella.
En fin, con pasaje en mano, pasamos por una estación de servicio y cargamos nafta para volver con el tanque lleno al bunker. Tocamos la guitarra, tomamos unos tragos, recuperamos energía; la tarde no daba para más. Un baño express antes de preparse para lo que iba a ser la última cena: fideos con huevos revueltos, un lujo como pocos. Brindamos, celebramos por los sobrevivientes que soportamos los quince días y a bordo del Pampa Móvil fuimos para Tijuana.
Dos emotivos shows: muy buena lista de Pampa Yakuza y Andando Descalzo, agradecimientos por doquier, musicos prestados de una banda a otra (incluso Chiquito se animó a hacer unos coros) y luego fiesta toda la noche. Mucho fernet, muchas charlas con muchas personas; incluso con Lauchis recuerdo que estuve llorando un rato tras tanta presión por la situación anterior de Macarena; pero duró poco: vayamos a bailar unas cumbias.
Hasta las 6.30 de la matina pasaron música; luego fue tiempo de cargar los equipos en la camioneta, fotos, besos, abrazos, carpas de balnearios, y demás cuestiones que ya a esta altura son vox pópuli.
La mañana siguiente fue dura; sí, muy dura. A limpiar se ha dicho! Agarrar la escoba, barrer, levantar las camas, guardar sábanas, frazadas, lavar platos, vasos, vaciar la heladera, juntar las cosas, guardarlas en los bolsos, llevar bolsas de dormir, colchones inflables. Ver a Zmutt lavando los platos como nunca lo había hecho en todas las vacaciones, Lampa borrándose –como cuando debió ayudar a Tavo cuando yo volqué los fideos en la pileta-, postales de toda la gira. Se hizo la hora, todos los bártulos arriba del Fiat Uno rojo y la puerta del bunker yakuzero de Aguas Verdes que se cerraba. Los muchachos se fueron alejando y los perdí cuando doblaron y salieron a la ruta; mientras tanto, yo tenía dos horas y medias para no hacer nada. Ni daba quedarse ahí o ir a La Lucila a hacer tiempo. Le mandé un mensaje a Anita, así que me fui para San Bernardo con el bolso, la mochila, la bolsa de dormir, el aislante y la guitarra a cuestas.
Llegó el colectivo, eran las cuatro y a las cuatro treinta me encontraba en Kohoutek (como para no ponernos nostálgicos antes de irnos). La primer curva que hace el bondi se lleva puesto uno de los laterales de una cuatro por cuatro. La única que faltaba: el tipo bajó, quiso llamar a la policía. El colectivo estuvo detenido media hora hasta que vino el de atrás, mientras un patrullero escoltó a los damnificados y al colectivo amarillo y naranja.
Finalmente llegué al bar, tomamos una cerveza con Anita, rememoramos toda esta aventura enorme que vivimos y a la hora señalada partí en el mismo colectivo pero en sentido opuesto para La Lucila. Arribé a las seis, a media hora de la partida del ómnibus. No tuve mejor idea que ponerme a tocar la viola: saqué los acordes de varias canciones y una ráfaga de viento me los llevó casi todos. Tres minitas me ayudaron a juntarlos mientras mi cara completamente roja traslucía mis sentimientos (no puedo ser tan pelotudo!!)
El micro apareció: todos el equipaje en la parte inferior y arriba. Se estaba terminando todo… los chicos tardarían nueve horas en llegar y yo mientras miraba todas las fotos en la cámara para revivir en segundos lo que hacía quince días se había iniciado, levanté la cabeza y vi que pasábamos por la entrada a Aguas Verdes, esa que alguna vez nos había recibido tras la primera parte de la gira “Primavera Yakuzera” del año anterior, y que tantas veces durante quince días nos había visto entrar y salir. Solo doce meses para recuperar energías y también para vivir nuevas aventuras: esas que al seguir a Pampa las tenemos en frente nuestro para ser vividas, esas que al ser amigos y recorrer el mismo camino dan placer compartirlas. ¿Tantas cosas en quince días? Nunca mejor dicho:
¡Maaamadera!
Epílogo:
Sí, es cierto. Tardé un año en concluir esto, ¿pero ningún escritor tarda un año en escribir un libro? Sí, igual yo no soy escritor. De todas formas existieron factores exógenos que hicieron que no lo concluya. Existieron dos causas fundamentales por las cuales dilaté éste final. La primera fue el desenlace de la historieta personal con Macarena, ustedes entenderán. La otra fue que en abril Fede Bezenzette, cineasta protagonista de la historia se convirtió en profesor de una materia anual que cursaba en la facultad, lo que me llevó a creer poco ético escribir un capítulo chupándole las medias abiertamente si la relación con el cambió luego de eso. Seguramente estos factores hicieron que esto quizas fuera más corto: quizás antes con más detalles frescos podría haberle sacado jugo a otras historias que vivimos, como también hubiese sacado a la luz algunas ocultas que las guardamos para aquellos que las vivimos que al leer algunas palabras recuerdan y entienden la complicidad con el autor: pero créanme, mejor no saberlas. También alguna referencia al 13 de marzo donde Pampa grabaría su cd/dvd en vivo que ni teníamos idea como iba a ser. En fin... cosas que podrían haber estado buenas pero que no se dieron.
Vivimos tantas cosas, pasaron tantas personas, conocimos a otras. Fuimos a muchos lugares, bebimos mucho, comimos lo suficiente. Bailamos cumbias, fuimos a todos los recitales de Pampa y Andando, fuimos a muchas playas. Desde aquella lejana quincena que hoy a pocos días de entrar en el año 2010 la veo como si fuese de otro año, vivimos tantas cosas. Conocimos a otras personas que se convertirán en actores principales de la crónica de la próxima gira (jaja si, la voy a hacer en tiempo y forma), otras se alejaron y ya no formarán parte de este viaje. Lo bueno es que el grupo, nosotros, los que somos amigos, los que se repitieron a lo largo de éstas páginas frecuentemente seguimos estando: en las buenas y en las malas. Qué acierto haberlos conocido, y qué acierto estos nuevos que se van a sumar.
Gracias a todos. Por esos quince mágicos días: a las dos bandas, a los chicos, a las chicas y a cualquiera que haya formado parte de este hermoso recuerdo de vida: Salud a ellos!; y gracias a vos por leer esto. Y como no agregarlo, sí: estoy escuchando FLOR de ANDANDO DESCALZO ese tema que no solo acompañó a la Gira Maaamadera 09' de punta a punta sino que se convirtió en la canción oficial de dichas vacaciones. Salutes!
Martín Ciraolo
Sí, es cierto. Tardé un año en concluir esto, ¿pero ningún escritor tarda un año en escribir un libro? Sí, igual yo no soy escritor. De todas formas existieron factores exógenos que hicieron que no lo concluya. Existieron dos causas fundamentales por las cuales dilaté éste final. La primera fue el desenlace de la historieta personal con Macarena, ustedes entenderán. La otra fue que en abril Fede Bezenzette, cineasta protagonista de la historia se convirtió en profesor de una materia anual que cursaba en la facultad, lo que me llevó a creer poco ético escribir un capítulo chupándole las medias abiertamente si la relación con el cambió luego de eso. Seguramente estos factores hicieron que esto quizas fuera más corto: quizás antes con más detalles frescos podría haberle sacado jugo a otras historias que vivimos, como también hubiese sacado a la luz algunas ocultas que las guardamos para aquellos que las vivimos que al leer algunas palabras recuerdan y entienden la complicidad con el autor: pero créanme, mejor no saberlas. También alguna referencia al 13 de marzo donde Pampa grabaría su cd/dvd en vivo que ni teníamos idea como iba a ser. En fin... cosas que podrían haber estado buenas pero que no se dieron.
Vivimos tantas cosas, pasaron tantas personas, conocimos a otras. Fuimos a muchos lugares, bebimos mucho, comimos lo suficiente. Bailamos cumbias, fuimos a todos los recitales de Pampa y Andando, fuimos a muchas playas. Desde aquella lejana quincena que hoy a pocos días de entrar en el año 2010 la veo como si fuese de otro año, vivimos tantas cosas. Conocimos a otras personas que se convertirán en actores principales de la crónica de la próxima gira (jaja si, la voy a hacer en tiempo y forma), otras se alejaron y ya no formarán parte de este viaje. Lo bueno es que el grupo, nosotros, los que somos amigos, los que se repitieron a lo largo de éstas páginas frecuentemente seguimos estando: en las buenas y en las malas. Qué acierto haberlos conocido, y qué acierto estos nuevos que se van a sumar.
Gracias a todos. Por esos quince mágicos días: a las dos bandas, a los chicos, a las chicas y a cualquiera que haya formado parte de este hermoso recuerdo de vida: Salud a ellos!; y gracias a vos por leer esto. Y como no agregarlo, sí: estoy escuchando FLOR de ANDANDO DESCALZO ese tema que no solo acompañó a la Gira Maaamadera 09' de punta a punta sino que se convirtió en la canción oficial de dichas vacaciones. Salutes!
Martín Ciraolo
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