martes, 9 de febrero de 2016

Ola de despidos: el rol de la sociedad y el sindicalismo


"El trabajo llegó así a ser, sobre todo en Francia, el crisol del Estado de bienestar y el soporte de una solidaridad ampliada. La empresa y el trabajador, con frecuencia un hombre jefe de familia, eran los portadores de los derechos de la solidaridad. No todas las historias de los Estado de bienestar son similares, y el modelo francés, como el de Alemania, esta al parecer más fundado en las profesiones que el de las sociedades más liberales o socialdemócratas. Por esta razón Gosta Esping-Andersen (1999) califica de 'corporativista' ese Estado de bienestar.

La ampliación de la solidaridad -que excede gradualmente al régimen de seguros específicos de sectores y profesiones- se basa en una representación de la sociedad que podríamos calificar de 'funcional'. En efecto, cuanto más se amplía la solidaridad, mas alejados y diferentes en sí son sus aportantes y beneficiarios. Cuando no sólo me protege la mutual de los mineros, sino un sistema mayor, el aporte es una obligación que me compromete con trabajadores a quienes no conozco y que aportan igualmente por mí. Se crea pues un sistema en el que cada cual tiene una deuda y una acreencia con todos los demás. Eso es lo que Durkheim llama 'socialismo'"

Esto describe Francois Dubet en Solidaridad ¿por qué preferimios la desigualdad? (Siglo XXI, 2015) por lo cual arribo a dos simples interrogantes que no tengo ninguna intención de desarrollar más que las pocas líneas que esbozaré a continuación, dejando al lector concluir en lo que más pertinente le resulte.

En primer lugar el concepto de solidaridad. Hoy cuando nos encontramos ante la situación de miles de despidos tanto en el sector público como en el privado, no encontramos una fuerte reacción de la sociedad. Pareciera como si el hecho de no ser alcanzados por esa circunstancia de quedarnos sin empleo nos deja exento de involucrarnos o el miedo que generan las acciones de gobierno en tanto a la persecución ideológica provoca que ante el pánico de nosotros mismos quedarnos sin trabajo nos lleve a no participar activamente en alguna que otra movilización en reclamo a la reincorporación de los trabajadores despedidos o en última instancia reclamar por su justa indemnización. No. Nos mantenemos al margen.

Lo que habría que analizar es si la falta de reacción se debe a ese temor por lo propio o simplemente el desinterés producto de la falta de solidaridad con los demás. Como si parte del conjunto de la sociedad prefiriese la desigualdad: el hecho de que haya personas en peores condiciones que la mía me convierte en un ser afortunado y en mejor condición. El poder tener acceso a bienes y servicios que otros no tienen me colocan en una posición dentro de la escala social en la cual soy más rico que otros y estoy más cerca de conversar con aquellos que más tienen. Probablemente pueda ser una causa. Acá no perdemos el optimismo y nos animamos todavía a creer que es miedo o ignorancia, pese a lo difícil tras que el acceso a la información es muy simple incluso si solo consumimos medios -hoy- oficialistas podamos arribar a otro tipo de conclusiones. Máxime tratándose que las redes sociales están prendidas fuego y la grieta se ensancha aun más cada día que pasa.


El segundo punto clave, es el rol del sindicalismo. ¿Dónde está el sindicalismo argentino? Apenas hace unos días ATE anunció que iba a convocar a un paro nacional de los estatales. UPCN salió a contestar rumores sobre la confección de listas negras en diferentes organismos pero sin acciones concretas. Recién hace unos días Pablo Moyano de Camioneros salió a la calle por los "posibles 4000" despidos que podía tener su sector. Volviendo al texto de Dubet, retomemos eso que menciona de la "protección de un sistema mayor". Los pronunciamientos de los gremios hasta el día de hoy son muy tibios. Apenas si se insinúa discutir paritarias y no se está en la calle por los miles de despidos. Bajo ningún punto de vista, desde La Pelota al Piso vamos a decirle a los gremios como deben proceder, si nos llama la atención que en otras épocas por el impuesto a las ganancias y otras reivindicaciones se han convocado paros y movilizaciones y hoy ante la ola de despidos, la falta de unidad de los trabajadores le permite al macrismo avanzar con todo lo que tiene en frente. Antes reclamábamos mejoras en las condiciones laborales, hoy que se discute empleos. Lo que resulta extraño es que reina una calma digna de que nos llame la atención a todos.

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