miércoles, 3 de febrero de 2010

Gira "Nos vemo' viejo!" 2010 - (Vacaciones- Gira Pampa Yakuza) I

** Capítulo I: Preparativos **

- ¿Vos crees que Galvan nos va a descartar? – Preguntaba el Negro Gonza, anfitrión esa noche. Jona Gentile, sumado a este viaje a mitad de año, y yo nos quedábamos contemplando los posters de la habitación de Gonza mientras pensábamos. Gentile: grandote, buen tipo, bastante callado pero que tiene las palabras justas en los momentos precisos; loco como pocos, tanto como nosotros para seguir esta empresa al mismo ritmo. En los últimos tiempos nos volvimos muy compinches los tres, sumado a Facu Zmutt que en ese momento estaba en Salta con el Puma Galvan.

La palabra descarte ya se me hacía familiar. Para navidad Gentile y Zmutt se fueron a Aguas Verdes a pasarlo allá; jamás me avisaron. El argumento esgrimido era que como en un momento el plan era alquilar una quinta para hacer una gran jodaanti-navidad” y yo dije que lo iba a pasar con mi familia, se agarraron de eso para suponer que iba a decir que no. Me enojé bastante, de hecho discutimos el 24 por teléfono como una hora. En fin, eso ya había quedado unos cuantos días atrás. El rumor que circulaba por los pasillos era que existía la posibilidad de que Galván nos deje tirados, luego de habernos dicho que las vacaciones las íbamos a pasar en la casa de él, tal y como lo habíamos hecho el año anterior.

Sin embargo este verano las cosas iban a ser distintas: Pampa Yakuza iba a dividir su gira veraniega en dos partes. La última parte del mes sería en la Costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires, similar al 2009. El plan era estar presentes en ese tramo.

El primero, por otra parte, sería en el sur. La Patagonia siempre me sedujo. Durante mucho tiempo tuve ganas de conocer el sur y con mis viejos nunca se dio de ir, ya que comenzamos la recorrida nacional por el norte: Salta, Tucumán, Jujuy, etc. Ahora tenía una excusa propicia para hacer el viaje. Más que viaje, locura. Sí, creo que de más esta decir. No obstante, en estos aspectos la racionalidad brilla por su ausencia y durante el último trayecto de 2009 estuvimos hablando de hacer la gira completa, proyecto para el cual ya me había anotado.

Nuestras miradas recorrían la pared. Miré a ambos y les dije que no, que Galvan sería incapaz de hacernos eso, aunque todavía no me había confirmado que vendría conmigo al sur. Lo que si era seguro era que recién el 23 de enero iba a habilitar la casa, mientras que Jona y Gonza comenzaban sus vacaciones al inicio de la segunda quincena. Dadas esas circunstancias había que elaborar un plan alternativo para esos días en los que el Puma iba a estar ausente.

Facu tiró al aire la opción de Gualeguaychú. La idea estaba bueno, pero ir a un camping a mi nunca me sedujo: son muchos días para lo rotos que íbamos a terminar cada una de las noches en las que estuviésemos ahí.

Los pibes tampoco querían ir, así que dijeron que en la semana iban a averiguar locaciones para que oficien de morada hasta que toda la banda se vuelva a juntar en el bunker de Aguas Verdes. Ni bien terminado el fernet que estábamos tomando, nos subimos al diecisiete para asistir a una de las mejores Fiestas Clandestinas por las que alguna vez hubiésemos pasado, de la cual nos llevamos una pequeña adquisición, un souvenir para la costa.

Los días comenzaron a correr, cada vez con mayor rapidez. Jona tomó el timón y junto con el Negro comenzaron a averiguar lugares. Bingo! El hotel Tupé, en Mar de Ajó, tenía habitaciones disponibles. Solo había que depositar el 50% de lo que nos iban a cobrar en el Banco Nación. Dejé unas cosas pendientes del laburo para ir a la sucursal del barrio de Liniers, justo a una cuadra de la vieja y querida Plaza Los Andes.

Siete cuadras. Es mucho para caminar, ¿no? En realidad catorce, ya que hay que volver. Tomé la bici y salí derecho por Rivadavia, evitando autos, colectivos, bocinazos y algún que otro insulto. Mi memoria revisaba algunos archivos hasta que recordé que una vez que quise depositar en ese banco no me dejaron por ser menor de edad. Pero, teniendo en cuenta que ya la ley de mayoría de edad que bajaba a los dieciocho años ya estaba en vigencia, no tenía que tener problema. Pero, siempre hay un pero. Tras unos cuarenta y cinco minutos de espera me mandaron a registrar mis datos a una computadora.

- Disculpame, pero la ley en los bancos todavía no entró en vigencia. – me dice la empleada. Lo siento, Tincho. Volví a casa y tuve que llevar a mi vieja a que lo haga. Con el hotel reservado para el día dieciseis, estando a siete días de ese momento, a mi me restaba resolver el problema del sur.

Lobi! Todo piola? El domingo a la noche arrankamo en micro! Cuando llegue sacamos pasaje juntos” - decía un mensaje del Puma.

Domingo…domingo, el domingo cae diez y si la gira termina el diecisiete, con suerte al día siguiente estaba en la costa. Así que puse manos a la obra. Tomé mi teléfono y lo llamé a Dieguito: ese amigo de años, fiel como ningún otro. Afortunadamente para mí, trabaja en las boleterías centrales de Flecha Bus, así que le pedí que me reservara un pasaje para el dieciocho a las 7.35 am.

Ya estaba todo listo. Los días habían corrido a gran velocidad y ya era sábado. Tenía que preparar el bolso y mil cosas más por hacer. Justo cuando estoy por agarrar las prendas para comenzar a diagramar mi maleta, suena el celular. Era Galvan diciéndome que no llegaba, así que el viaje se posponía para el lunes. De alguna u otra forma me beneficiaba: más margen para preparar las cosas, un día menos allá en el cual debía gastar plata.

Ya estaba todo listo. Mis viejos se iban a Bolivia de vacaciones, así que mi hermano debía ir a Retiro a llevarle la plata a Diego y retirar el pasaje, porque justo ese lunes tenía franco. Le dejé cien mangos y con todos los bártulos me fui a la parada del ocho. Apenas salí me arrepentí de no llevar la guitarra; pero seguro alguien allá iba a tener. Estaba ansioso, conocer el sur del país, ver a Pampa tocar por esas tierras, comenzar a conocer el arte de Falsa Cubana…presentía que un montón de aventuras estaban por venir.

El ocho llegó. Extendí la mano para pararlo y con las monedas en mano subí los primeros dos escalones. En el momento en el que voy a dar el último envión, el chofer cierra la puerta y me agarró la mitad del bolso.

- ¿Estas loco vos? Hay que mirar un poco eh!- le dije, saqué el boleto y me fui a sentar al fondo.

No me daba el tiempo para tomar el cien y llegar a Retiro, así que el plan era bajarse en la 9 de Julio y tomarme un taxi. El bondi venía a las chapas por la autopista y de pronto se me dio por observar el cartel que indica el estado del tránsito: “Salida de Entre Ríos Cerrada – Utilizar Jujuy o 9 de Julio”. Si bajaba en Jujuy el colectivo seguro iba a ir por San Juan hasta Entre Ríos para así continuar con su recorrido habitual. Peeeero…! No. Justo cuando uno más apurado está, aparecen las complicaciones. El bondi no sólo bajó en la 9 de Julio sino que en vez de ir hacia el lado de San Juan, se fue para Constitución, lo que implica que al ir al lado opuesto, más se alejaba de Retiro.

Le pedí que me dejé en el cruce de avenida Garay y Bernardo de Irigoyen, donde apenas pasó un taxi lo tomé. Siempre miro con aires de nostalgia los lugares, los edificios, los negocios, las personas, y demás cosas cuando me voy de un lugar. Igual acá era esperanzador, era adentrarse en algo prometedor. El vehículo subió la rampa para entrar a la terminal y me dejó en el segundo puente para ingresar justo a la altura de donde debía salir el micro larga distancia. Los minutos pasaban y las agujas del reloj se aproximaban a las 20.50 y Galvan no aparecía! Sobretodo porque el micro salía 21.05.

Siempre me caractericé por encontrar gente entre multitudes. Pero esa parada era brava: Retiro era un descontrol. De pronto, levanto la vista y veo a Galvan. En ese instante recordé las trescientas cuarenta y dos cosas que tenía que contarle. Me llamó la atención que trajera un bolso muy grande al hombro y una bolsa (con una frazada adentro). Un tipo que venía caminando delante de él, se echó a la izquierda, dejando ver a Silvana, su novia, para mi gran sorpresa…

// Continuará...
Martín Ciraolo

Tanto camino por recorrer. Mucho por delante... caminante no hay camino, se hace camino al andar. (Foto: Camino Trelew-Rawson)

Nota del autor: Hay cosas que parecen sueltas que luego serán retomadas... ejemplo lo del souvenir!!

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