domingo, 16 de agosto de 2009

Instrucciones para filmar un cortometraje


Recuerde que lo más difícil de escribir es saber qué escribir” dijo Syd Field en el Libro del Guión. Me quedo mucho más tranquilo. No obstante, me limitaré a mi rol de cronista como suelo hacer.

En una materia de la facultad -Taller de Expresión II-, nos encargaron a mí y a mis compañeros de grupo como primer trabajo entregar la filmación de un cortometraje de un minuto. Según las pautas iniciales, íbamos a enviar un guión que iba a ser aprobado por la profesora de la cátedra o por uno de sus dos ayudantes para luego tener lo que se denomina reunión de pre-producción donde limaríamos detalles de lo que sería la filmación además de los distintos elementos que deberíamos tener ese día para que esté todo premeditado de antemano. El grupo que integro se llama “Los que quedamos”, en homenaje al puñado de sobrevivientes de Taller I que logramos la asignación a esa comisión. Sus integrantes, más allá de caer en la condición de la mayoría de los estudiantes, somos hijos de rigor: si no estamos con la soga al cuello no rendimos. De todas maneras, jamás se nos aprobó el guión y esperando la confirmación, la recibimos una semana antes de la entrega (es decir, este lunes que pasó). Negligencia o no de los profesores –y no me molesta tener que pagar las consecuencias por esto que escribo- no nos quedó más que actuar sobre la marcha, más allá de que nosotros podríamos haber ido moldeando todo con el tiempo. Podríamos, y empleo ese término porque les dije a mis compañeros que podríamos haberlos bombardeado a mails para que nos contesten y sin embargo no lo hicimos; solo lo justo y necesario.

¿Qué necesitamos para filmar un cortometraje de un minuto? Primero tenemos que tener la historia; lo fundamental es que tenga un conflicto fuerte, bien marcado. Hay que conseguir a los actores, el lugar donde vamos a filmar, el vestuario, el maquillaje, la cámara, el trípode y delinear que rol ocupará cada integrante del equipo: ya sea director, asistencia de dirección, maquillador, escenógrafo, entre otros.

Mi tarea, para variar fue la director. Yo lo pedí. Me gusta estar al frente, pero no vamos a entrar en un análisis de mi personalidad; solo digamos que como en el cortometraje anterior cumplí el mismo papel y el guión sobre el que íbamos a trabajar fue idea mía, volví a pedir ese cargo.

Hace aproximadamente dos meses filmamos "La cocina de Ana" y había convocado a los actores, por lo que también me ofrecí para hacer el “casting” (llamar a unos amigos para que vengan a dar una mano). A un actor que me falló la vez anterior, le pedí que venga y se negó; otro me dijo que venía y ayer sábado si no le pregunto yo qué va a hacer, era capaz de dejarnos colgados. Solo tenía a dos personajes confirmados, y uno había actuado la vez anterior. Contra reloj, llamados que iban y venían el elenco se cerró.


Ahora debía ir a buscar el equipo. Llamé por teléfono al muchacho que nos alquilaba la cámara a las 21 hs. y me dijo “te acordaste un poco tarde”. Comencé a sudar. Tenía miedo, la única que me faltaba era quedarme sin cámara. Fue solo un susto. Combinamos que hoy a las 7.30 de la mañana pasaba por su departamento del barrio de Villa Crespo.

En el trabajo anterior, una de las consignas era filmar plano por plano de acuerdo a una línea de continuidad de tiempo, es decir, los planos de acuerdo al orden de la historia. Esta vuelta no era necesario, y como debíamos filmar en dos escenarios distintos (un exterior y un interior) la idea era filmar todos los planos que se desarrollaban en un bar juntos y por separado los que eran en la calle. Para eso debía hacer una lista de los planos a filmar. En la reunión pre-producción con mis compañeros habíamos delineado eso, pero con mi guión en mano hice unas cuantas modificaciones. Tuve que realizar el gráfico (rudimentario, pero al fin) de la planta (que sería algo así como el plano –a nivel arquitectónico) del set de filmación: donde se encuentran los actores, los muebles, los extras, las puertas, etc., etc., etc.

Que complicado. Me di cuenta que era mucho más difícil de lo que creía. Las agujas del reloj caminaban cada vez con mayor velocidad y el peso de mis párpados cada vez era mayor. Pero, tenía que terminar. Había que llegar con todo planificado, sin dejar librado nada al azar.

Azar, qué palabra. Retomo ese concepto porque de una forma u otra estábamos atrapados en él. El cielo estaba espeso, con las nubes “acuosas” como las llamo yo, preanunciando la lluvia del milenio. Mientras dibujaba la planta y tomaba decisiones de la posición que iba a tener la cámara en cada plano, chaparrones intermitentes alteraban mi estado nervioso. Chaparrones, chaparrones muy intensos. Tan intensos que peligraban el rodaje que se iba a desarrollar horas más tarde.

Terminé, por fin. Ah, no! Me falta el vestuario. Debía buscar la vestimenta de dos actores que se suponía que trabajaban en el mismo negocio. Fui a buscar en el placard. Abrí la puerta y empecé al mejor estilo dibujito animado infantil a sacar ropa y a tirarla a mis espaldas; revisé percha por percha para encontrar los pantalones de vestir, los zapatos y demás yerbas. Ahí sí. Ya estaba todo listo, cuando el reloj de la pc marcaba las 4.00 am. Depertador a las 6 y a intentar dormir, aunque mi hermano que miraba una película de Woody Allen, impedía mi descansar que más que por eso era por los nervios y la aceleración que tenía.

La canción Tres minitas, de Pampa Yakuza, hizo las veces de alarma. Arriba. Me lavé la cara, acomodé todo y llamé al remis. Pasé a buscar a Laura, una de mis compañeras y fuimos a buscar los equipos. Las gotas que caían desde el cielo amenazaban la posible filmación en la calle.
Pablo -que nos alquilaba los equipos- nos recibió, nos explicó como manejar la cámara y volvimos a mi casa, con gotas un tanto gruesas que se reventaban contra el parabrisas del auto. Llegados a mi casa nuevamente, Pablito, Sabrina y Ana se sumaron a nosotros. Sentados en la mesa tuvimos una última charla pre-rodaje para pulir cualquier mal entendido y fuimos al club Los Amigos de Villa Luro a filmar.

Marcos, (quien protagonizó "La cocina de Ana") y Johna (reemplazante del que falló) llegaron puntuales. Mavi y el Colo tardaron un poco más, cosa que hizo que me ponga un poco más nervioso de lo que ya estaba; pero un poco nada más. Los vestimos, acomodamos el lugar. Fabián y las chicas del buffette, unos ídolos: no nos dijeron nada y nos permitieron movernos por el bar a gusto y piacere. Hicimos todo en interior y después pasamos a la calle. Repetimos las tomas, tantas veces como fueron necesarias. Los chicos no tuvieron drama en aceptar las directivas, incluso habiendo leído el guión minutos antes.

Mi grito de “corte” en la última toma del último plano fue acompañado de un aliviador y efusivo aplauso. El 50% del trabajo estaba concluído. Ahora falta quizás lo más difícil, que es la selección de los planos, que con todo el esfuerzo actoral y la calidad de lo logrado, será muy complejo.
Pasaron las horas y ahora respiro tranquilo. Me pregunto ¿Por qué una vez que queremos hacer las cosas bien tenemos que correr en contra de los que dicen los que están al frente? No cumplieron su palabra y lo más probable es que el jueves que arranquemos se excusen con algun argumento inverosímil. Será nuestra palabra contra la de ellos, pero…no tiene caso, porque la situación de poder la tienen ellos. De todas maneras, salió lindo y espero que podamos decir, como decimos en la jerga, “les re cabió” nuestro videominuto.

Martín Ciraolo


Equipo: Martín Ciraolo (Director/Guionista/Vestuario), Sabrina Gómez (Asistente de dirección/ Utilería), Pablo Stur (Cámara/ Asistencia de dirección), Analía Valotta (Planta/Story Board/Asistencia de dirección), Laura Mangialavori (Story Board/ Asistencia de dirección), Bernabé Forte (Post Producción)
Elenco: Mavi Sabella (Carla), Damián Funes (Damián), Marcos Mariño (Fabián) y Johnatan Gentile (ladrón, chorro o chorrín como le puso Pablito)



Nota del autor: Gracias a los actores, Gracias al personal del club, Gracias al grupo que laburamos como un verdadero equipo, Gracias a los cholulos que pasaron a mirar, Gracias a los autos por frenar los planos, Gracias a la lluvia por haber parado, Gracias a los profes por avisarnos con tanto tiempo cuándo arrancar a filmar. Mil gracias a todos!!

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