Hace unos días atrás, Federico Pinedo, diputado por el PRO -hoy inserto en el marco de la Alianza Cambiemos- en una entrevista que le realizaron en Nacional Rock, sostuvo que en materia económica se considera "nestorista"
Sostiene: "Lo que hizo Kirchner en su gestión fue plantear un camino de seriedad en la materia económica. Sostenía que para poder crecer y distribuir la riqueza había que tener orden macroeconómico". Y sentenció: "Estoy totalmente de acuerdo con los parámetros económicos del nestorismo; en ese aspecto me considero nestorista"
Para poder adentrarnos un poquito más en esta materia, la del nestorismo anticristinista primero habría que ir a la raíz de la cuestión. Ya el maestro Norberto Galasso nos hablaba del evitismo antiperonista. Ese estadio en el que según el propio Galasso reconoce como la etapa superior del gorilismo.
Fácil pegarle al Pocho levantando a Eva. Pero no quiero adentrarme en esa arista, ya lo afirma Galasso que es palabra autorizada y no quien suscribe que apenas trata de hilar algunas ideas en medio de la vorágine de la campaña electoral. Ahora bien, el apotegma del siglo XX muta en los tiempos de hoy y se adecua a la coyuntura; y algo que pensábamos que quizás iba a tardar un poquito más en manifestarse en las calles, está empezando a florecer en ciertos sectores medios de manera más recurrente que siempre.
Durante estos últimos días, muchas voces en la calle a la hora de charlar sobre cual va a ser el voto -puede ser en un colectivo, en un subte, en una esquina al recibir un volante, en un comercio- este tema se volvió más recurrente de lo habitual. La estrategia de levantar a Néstor para pegarle a Cristina. ¿Pero por qué?
"Con Néstor estábamos mucho mejor. Hizo una gran gestión, la señora desbarrancó". Palabras más, palabras menos, son afirmaciones que escuché con demasiada recurrencia estos últimos días. No importa si forman parte de un mismo proyecto político, no importa si tu situación personal se modificó para mejor, no importa si te pudiste comprar un coche, una casas y si te vas de vacaciones al exterior. Nos quedamos con lo de afuera, con el cotillón, con lo estético. Puede ser que la señora, al ser muy verborrágica y con una personalidad marcada, firme y consistente, a la hora de hablar denote un cierto tono de soberbia. Solo eso, porque de autoritaria tiene poco pero si firmeza que es otra cosa (todo pasa por el Congreso / Ver: Sanz: "A cambiemos no le temblará la mano para gobernar por decreto) . Bajo ese marco de análisis, no importa si recuperamos la administración de YPF, ANSES, Aerolíneas Argentinas, el Correo Argentino, AySA, si hay paritarias libres todos los años, si se jubilaron más de 3.000.000 y se generaron 6.000.000 de puestos de trabajo.
"A mi no me importan esos números. Usa la cadena para pasar esos datos que a nadie le importa. Yo quiero conferencias de prensa, que expliquen las cosas a grandes rasgos y no me hagan perder el tiempo" me dijo ayer una señora, entre volantes que repartía en la intersección de las avenidas Belgrano y Entre Ríos. Agregó: "Néstor la tenía más clara, era un tipo común, como nosotros. Defendió la industria nacional, yo lo escuchaba muy atentamente, la señora desbarrancó, lo cual me entristece porque la voté", concluyó.
Hay que escuchar, y a aprender a ver esos flancos por donde puedan entrar balas. El tema aquí es concreto: nos quedamos con los modos. Cristina es soberbia. Ella y sus cadenas nacionales. Mauricio Zen Macri no. Es un tipo equilibrado, viene a proponernos un cambio. Duran Barba inclusive gana la batalla discursiva:
"Cambio es el nombre del futuro" dijo Néstor Kirchner el día de su asunción el 25 de mayo de 2003. Toma eso, da vuelta todos los ejes y argumentos, saca el amarillo y lo cambia por una paleta de colores entre los que se encuentra el celeste y azul del FPV. Y el cambio es el PRO. Borramos de un plumazo los saqueos, el desbarranque institucional, los cinco presidentes en una semana, la convertibilidad, la flexibilización laboral, la pobreza, la indigencia. Tomamos todos los números, jugamos a limpiar la memoria de los sectores medios que continuan progresando para instalar que una renovación en la administración traerá nuevos aires de crecimiento, y en el mundo mediático se imponen.
Casi no dicen lo que van a hacer. No hablan que quieren devaluar, que quieren abrir la economía, atraer inversiones e importar bienes del exterior lo que de a poco va a triturar la industria nacional, lo que potencialmente generará reducción de personal en las fábricas (d-e-s-p-i-d-o-s). Vas a poder comprar dólares pero mínimo a 16 mangos si te da el cuero y quizás sueñes con que vas a viajar al exterior quitando la posibilidad a las economías regionales que viven del turismo y han crecido en la última década, a volver otra vez a lo que fueron los duros años finales de los 90 y principios del 2000.
Y Néstor era bueno. Con él estábamos mejor. El si era buen Presidente, Cristina no. Él nos sacó del infierno. "Era tan bueno que se murió y le dejó 30 puntos a la señora para que gane la elección" me dijo otro tipo en el mismo cruce de calles ayer por la tarde. Hay un montón de variantes por las cuales esto puede suceder, pero encontraron un buen punto de ataque que si bien existe desde el 27 de octubre de 2010 ahora llega a boca de todos producto que estamos a un puñado de días de la elección que va a definir los destinos de nuestro país. Es la salida fácil, es no entender el contexto nacional e internacional. Pero lo más terrible, es que forma parte de un proceso de quedarse viendo el primer arbol para no ver el bosque. Porque el que trama esa estrategia es la misma derecha de siempre. Son esos lobos disfrazados de corderos. Y sus recetas ya las conocemos.
La pelota siempre al pie, siempre al piso.
Que no te vendan gato por libre.
La pelota siempre al pie, siempre al piso.
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