A veces se hace complicado ante la vorágine de la información y la poca circulación de la misma, sumado a las actividades cotidianas de quienes pueden llegar a esbozar algunas líneas aquí, poder seguir el ritmo constante de las cosas.
Si bien pasaron apenas dos días, no está de más recordar para quienes no sepan que en muchas plazas del país muchas personas se congregaron para escuchar diferentes disertaciones pero todas con un hilo conductor: exigencia al gobierno de la libertad de Milagro Sala.
La Pelota al Piso estuvo presente en el Parque Centenario, donde de arranque el artista popular Ariel Prat cantó algunas canciones para darle color a la jornada. Luego llegaron las palabras de Horacio Pietragalla, Edgardo Mocca y Roberto Caballero respectivamente.
Estos días en muchas notas en referencia a algunos sectores políticos, se lee "el cacique" de tal lado, "el mandamás" de tal otro" y diferentes referencias a aquellas personas que representan diferentes espacios. Con el afán de desprestigiar a esos espacios o peor aun, desprestigiar a la política en su totalidad, se olvidan quienes tienen la responsabilidad de informar, que esas personas en tal caso representan a otras. Milagro es uno de esos casos.
Podrá tener muchos errores. Pues claro compadre, quien no hace jamás se equivoca. Incluso quien suscribe no esta de acuerdo con algunos matices. Pero son matices y ya. Acá lo que hay que juzgar es la obra que hay detrás. Lo que molesta, eso, lo que molesta. ¿Qué molesta? Podríamos escribir ríos de tinta, como también simplificar en tan solo el color de la piel. Pero no. Eso se lo vamos a dejar al lector, que ya bien sabe quien es Milagro y cual es su obra.
En otro avasallamiento más por parte del gobierno nacional y la justicia cómplice, La Pelota al Piso no va a analizar más de la cuenta. Nos sumamos también al pedido de liberación de la Líder de la organización Tupac Amaru, que -y cerrando el punto anterior- no solamente representa a muchas personas, sino que representa un estilo de vida: el de estar donde más se necesita, ya que a fin de cuentas, la patria es el otro.
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