Durante la tarde del jueves, trabajadores despedidos del Centro Cultural Néstor Kirchner se manifestaron frente a la puerta de su lugar de trabajo reclamando por su situación laboral. Sindicatos y organizaciones sociales y políticas acompañaron la movida de los trabajadores víctimas de las políticas del gobierno nacional. ¿Esta es la vía para llegar a la pobreza cero?
En el lugar de los hechos
Rondaban las cinco de la tarde, momento en el cual los trabajadores del Centro Cultural Néstor Kirchner se convocaron frente a su lugar de trabajo en reclamo a las medidas tomadas por Hernán Lombardi, titular de la cartera de cultura. Fueron acompañados por organizaciones gremiales (ATE), sociales y políticas de toda índole -desde La Cámpora hasta el Partido Obrero, pasando por Patria Grande, Seamos Libres, Sí, entre otras- luego de que días atrás, más precisamente el 4 de enero, quedaron sin efecto las contrataciones que en su momento fueran efectuadas a través de las Universidades nacionales de San Martín, Tres de Febrero y La Matanza.
El propio Lombardi aduce que se firmaron irresponsablemente y de manera irregular. Algo es cierto: la situación de precarización laboral de algunos trabajadores -pese a lo certero del dato, es materia discutible ya que en otras épocas era aun más cruel cuando eran sistemas de pasantías-. Pero parte del cambio debiera ser la regularización de la situación de cada uno de estos trabajadores. No obstante, la decisión fue cesar estos convenios. ¿Cacería de brujas? Lo que es cierto es que los contratos fueron firmados en 2015. Sin embargo pareciese que a Hernán se le olvida que el CCK fue inaugurado durante el pasado año, por ende hace imposible que las contrataciones pudieran efectuarse mucho tiempo antes.
Desde La Pelota al Piso, no solamente repudiamos dicha actitud y le pedimos al gobierno nacional que evalue cada una de las situaciones y reincorpore a los trabajadores desplazados regularizando su situación, sino que no nos olvidamos que atrás de cada uno de ellos hay familias, hay hogares, hay historias de vida. Cada una de las situaciones nada que ver tienen con la forma de pensar, su ideología o simpatía política. Dejar sin trabajo a alguien por pensar distinto, es un atropello a la democracia. Atropello claro está, porque hablamos de tipos que no toman decisiones: hablamos de trabajadores que cada uno de los días concurren a trabajar y no ñoquis como quieren hacer instalar desde los medios hegemónicos de comunicación. Mañana tocaremos ese tema, aunque todavía falte para el 29. Lo que sí sabemos, es que generando desocupación, nos alejamos cada vez más de la pobreza cero.
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