Era un programa que lanzaba el gobierno de protección a los estudiantes de quinto año, lisa y llanamente para que las grandes empresas de turismo no cagaron a los pibes. En el colegio, en ese conservador colegio al que fui a la secundaria, me sorprendió enterarme que íbamos a ir a la Casa Rosada.
Me acuerdo que me prendí rápidamente. Y claro, siempre tan inquieto yo. Recuerdo que me miraban como marciano por aquel ya lejano 2006, en el que todavía seguía presidiendo el Centro de Estudiantes del Comercial 30.
Entramos, era imponente. Nos dirigimos al Salón Sur, donde no sabíamos que iba a pasar. De repente, un par de cámaras y un locutor que anunció que iba a hacer entrada el Presidente de la Nación, el doctor Néstor Carlos Kirchner.
Uno de los responsables del programa habló al respecto y la primer tarjeta simbólica a uno de los alumnos de los representantes de los colegios que ahí estábamos, la entregó él. Yo estaba demasiado feliz, tan solo con verlo. Ella también estaba, y estaba hermosa como siempre, esa vuelta vestida de un color salmón que tan bien le sentaba.
Llegó nuestro turno, en realidad mi turno, porque pasé yo solo. Ya es anécdota nomás que me haya entregado la tarjeta la otrora Ministra de Economía, Felisa Miceli. El acto terminó y en la desconcentración pudimos acercarnos a saludar. Y ahí estaba él. Imponente. Muy alto, mucha presencia. Con su tradicional saco abierto, nos saludamos cálidamente con un beso, igual que a la primera dama. Nos tomamos una foto que nunca pude tener en mis manos y que hoy sigo añorando. Lo que daría por volver el tiempo atrás. Lo que daría por volver a ese momento y decirle:
Gracias! Gracias Néstor! Gracias por recuperarle el autoestima a la Argentina. Gracias por haber hecho creer a los argentinos nuevamente en la política. Gracias por no haber dejado tus convicciones en la puerta de la casa rosada. Gracias por haber mantenido una línea de coherencia toda tu vida. Gracias por tanta militancia. Gracias por haber dejado la vida por el pueblo argentino. Gracias por tanta vida.
A veces uno se pone a pensar acerca de los sentimientos, pero los sentimientos tienen una carga irracional a veces, lo que hace que no se pueda explicar. Tantas veces me han preguntado, hasta incluso injuriado por llorar la partida de Néstor Kirchner a la inmortalidad. Es difícil explicar como lo lloré, como lo quise, como lo quiero. Como lo siento parte de mi familia, de mi corazón, como lo quiero como si fuera mi viejo.
Hoy se cumple un año de tu partida, y más que nunca podemos decir, que Néstor no se murió, que Nestor vive en el pueblo. Gracias compañero Néstor Carlos Kirchner!
"Según me dijeron en la costa colombiana, un hombre viejo, pobre, pescador negro pudo subir al alto cielo y desde el alto cielo vio la tierra. A la vuelta contó y dijo que los humanitos somos un mar de fuegos, hay fuegos grandes, fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Ningún fuego es igual a otro fuego. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros fuegos arden la vida con tantas ganas que no se pueden mirar sin parpadear y quien se acerca se enciende. Néstor Kirchner fue uno de esos fuegos y será difícil apagarlo".
Eduardo Galeano