Hola amigos! En el proceso de renovación de La Pelota al Piso y la apertura de la sección "Permiso, voy a opinar", hoy una nueva e imperdible edición. Escribe para nosotros Ignacio: estudiante de sociología, militante todo terreno y sobre todo, amigo y buena persona.
Interesante análisis sobre lo que dejó el balotaje porteño. Mañana estrenamos nueva sección!
Permiso, voy a opinar
De sapos y milagros.
Ignacio Robba
Como está de moda por estos lares, con el
diario del lunes voy a divagar un poco sobre un balotaje que el militante mira
por tv. No creo que sea la verdad, es mi verdad relativa, eso sí. Desde hace
más de dos semanas, cuando se definió que el (siempre inevitable) balotaje en
la ciudad era entre el rulo y el guason, las redes sociales se vieron invadidas
por los militantes del fpv. Que hay que votar al rulo como “voto estratégico”
para debilitar a Mauricio, que hay que votar en blanco para no ensuciarse las
manos, que el voto en blanco es voto para el guason, y otras yapas por el
estilo.
Primero lo primero. Nos tocó bailar con la
más fea, un balotaje en el que los votantes del fpv nos quedamos sin nuestra
primera elección, es decir, sin nuestra representación. Pero esto no es nuevo,
nos toca bailar con la más fea hace mucho tiempo. La ciudad desde hace años,
por no decir siempre, fue reticente a los proyectos nacionales y populares. La
pregunta que acá cabe es por qué. ¿Será
que en todas las ciudades es igual e inevitable? ¿Será porque la ciudad mira a
Europa y en esa mirada no cabe un proyecto vernáculo y nacional? ¿Será porque
el proyecto nacional y popular no puede satisfacer las demandas de un pueblo
que tiene parte de las necesidades básicas satisfechas? ¿Será porque en las
ciudades los medios de comunicación tienen mayor poder de desinformación? ¿Será
porque la militancia política no entiende al porteño? Capaz todas, capaz
ninguna, no sé. Lo que sí sé, es que para ganar en el campo de batalla más
adverso no hay que caminar más allá de la General Paz y transpolar sus recetas,
sus vivencias. Primero por casa, después la General Paz. La militancia busca
representar al pueblo de la capital, que tiene sus características, sus
costumbres, sus creencias, que lo diferencian del resto, como pasa en cualquier
lugar de Argentina. No existe LA sociedad, existe varias sociedades a la par,
cruzándose y en movimiento. Eso hace que el desafío sea aún mayor. En una
ciudad donde sos uno y todo a la vez; es la sociedad más individual que conocí,
pero a su vez todos están conectados con todos y con todo. Mamadera! Bueno, me
fui al carajo. Vuelvo. Todo tiene que ver con todo. Si llegamos a la instancia
de tener que decidir por quién de los dos votar, el militante político, además
de decidir como ciudadano a quien votar, tiene que poder reflexionar porqué
llegamos a esta situación en la que miramos desde la platea. Para transformar
primero hay que conocer qué queremos transformar.
Bueno, llegó el balotaje, el votante del
fpv en su mayoría votó al rulo. El voto manda, y la mitad de la ciudad no se
siente representada con el gobierno local, con ellos los votantes del fpv
(verdad de Perogrullo, si querés más polarización echale agua). Pero una cosa
es el deber ciudadano y otra la posición política, y las acciones consecuentes
con esa posición. Nos comimos sapos con rulos y guasones de otro pozo, muy
lindo todo. Todos rezamos porque se termine el infierno amarillo, pero –aunque
se cumplan- no existen los milagros de dioses ajenos. No nos olvidemos que lo
importante es el bienestar de nuestro pueblo. Reflexionemos sobre nuestros
propios errores, sabiendo que si con los años construimos el milagro será
porque nos arremangamos, nos pusimos los largos y la luchamos codo a codo; no
porque nos colgamos de un rulo haciéndole campaña despotricando contra el voto
en blanco y argumentando un “voto estratégico”.
Primero, diferenciemos estrategia de
táctica. “La estrategia política son las
acciones para preparar las mejores condiciones de la lucha táctica en los
lugares donde ella se realiza.” “Y la táctica política es la acción puesta en
movimiento en los sectores de acción política para vencer en la lucha dirigida
contra los adversarios.” Decía Juan Domingo, un poco de esto sabia. Si la
estrategia es hacer campaña a favor de un adversario estamos fritos, a lo sumo
es táctica particular, dentro de una estrategia general. Ahí viene el que hace
campaña por el rulo argumentando que es para debilitar a Mauricio a nivel
nacional. Bueno, sí, la tentación de birlarle su distrito tres semanas antes de
las PASO nacionales se comprende. Pero tampoco, porque la militancia porteña
busca representar a la ciudad para gobernar con y para el pueblo. Milita por un
proyecto a largo plazo, no milita por una oportunidad coyuntural. De última, la
táctica que convenció fue la del rulo, que consiguió representar a los votantes
del fpv, mientras tantos los militantes del fpv en platea preferencial. Hay que
poder diferenciar. Una cosa es el deber y el derecho de elegir entre dos
candidatos y otra cosa diferente es patear para el otro lado. Está muy bien que
quien votó al fpv haya votado al rulo en una decisión entre dos candidatos,
donde el otro era una cara fea y malvada. Pero muy diferente es justificar ese
votó con táctica subiéndose al pony de la campaña del rulo evolution. Y para colmo perdió. Mamita, dos vueltas pérdidas
son suficientes, no nos apropiemos de una tercera que objetivamente no es
nuestra. Solo eso.
Ahora nos queda un largo camino por remar. Sí,
remar. Porque venimos de abajo, golpeados, con hambre y con sed. Somos alegría,;
a veces alegría y estupidez, pero de los errores se aprende. Siempre con
humildad. El proyecto político nos sirve si aprendemos de la realidad que nos
rodea, de las vivencias y creencias de la ciudad de la furia. Hay que tomar
aire, un vaso con hielo y a pensar en el futuro, a largo plazo, en proyecto. Construyamos
nuestro propio milagro que la alegría es contagiosa che.
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