miércoles, 24 de agosto de 2011

Jorge Luis Borges y la política.

¿Por qué el escritor se mostró tan crítico del peronismo? ¿Por qué su alejamiento de la corriente nacional y popular? ¿Dónde quedó el Borges amigo de Jauretche y Manzi? ¿Cómo pudo en algún momento elogiar la dictadura militar? Un repaso bien bien salteadito y por arriba de uno de los escritores más grandes de la historia argentina en relación a la política y su gorilez.


Partamos desde la base que cuento con poco tiempo. Sigamos también con que mi recorte va a ser sesgado, como todo recorte. Porque, hay que sacarse la careta de una vez y dejar de hablar de objetividad e independencia. Objetividad sobre qué e independencia sobre quién. Obviamente que La Pelota al Piso es independiente, quien suscribe no tiene jefes ni nadie que le diga sobre qué tiene que escribir, y objetivo...la objetividad no existe, tan solo la presunción de ella.

Con este preámbulo, me limite a entrar a Google para ver que aparecía sobre la mesa a la hora de buscar "Borges y política", así que lo primero con lo primero con lo que me topé fue con Wikipedia, que vamos darle una pasada por encima.
"El 19 de mayo de 1976, Jorge Rafael Videla protagonizó un almuerzo con un grupo de intelectuales argentinos, entre los que se contaban Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato, Horacio Esteban Ratti y el padre Leonardo Castellani. Después de la comida, Borges declaró a la prensa:
'Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo, que salvó al país de la ignominia, y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado las responsabilidades del gobierno. Yo nunca he sabido gobernar mi vida, menos podría gobernar un país.'

Ésto ya me provoca náuseas. Pero su gorilismo sale a flote con otras cuestiones, desde el vamos, con la crítica a la política y la relación con otros ámbitos, más que nada la escritura.

"Siempre criticó la obra de los escritores politizados, entre a los que incluía a Pablo Neruda. Decía que su fama siempre era extra literaria. De la obra de Pablo Neruda, expresó una vez que lo mejor era su parte política, dando a entender que incluso su poesía era de baja calidad. Hoy en día la pertinencia de la crítica para con el comportamiento político del autor de Ficciones no fue superada ni, mucho menos, se muestra obsoleta. El escritor Osvaldo Soriano, en un artículo dedicado a Borges, recuerda:

Muchas veces, en París, evocamos a Borges. Cuando aparecía uno de sus últimos libros o alguna declaración terrible de apoyo a la dictadura. Cortázar sostenía (como todos los que lo admiramos) que había que juzgar al escritor genial por un lado, al hombre insensato por otro. Había que disociarlos para comprenderlos, ir contra todas las reglas de razonamiento para crear otra que nos permitiera amarlo y sentirlo como nuestro a pesar de él mismo."

De todas maneras, antes de emitir juicio, me remito a la canción "Ey Paisano" de Raly Barrionuevo, quien entona "pensé que de política no iba a hablar, pero ahora que recuerdo política hacemos todos al caminar." Y no tenga duda que es así. Entiendo que si bien, la contemporaneidad que nos apresa -Agnes Heller dixit- hace que la coyuntura política, social, económica y sobre todo cultural pide que nos manifestemos, que seamos parte, que expresemos nuestras ideas demostrando de qué lado estamos parados, tampoco podemos hacer historia contrafáctica.

"En 1980 firmó una Solicitada por los desaparecidos en el diario Clarín. Borges dijo al respecto:
Una tarde vinieron a casa las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo a contarme lo que pasaba. Algunas serían histriónicas, pero yo sentí que muchas venían llorando sinceramente porque uno siente la veracidad. Pobres mujeres tan desdichadas. Esto no quiere decir que sus hijos fueran invariablemente inocentes pero no importa. Todo acusado tiene derecho, al menos, a un fiscal para no hablar de un abogado defensor. Todo acusado tiene derecho a ser juzgado. Cuando me enteré de todo este asunto de los desaparecidos me sentí terriblemente mal. Me dijeron que un general había comentado que si entre cien personas secuestradas, cinco eran culpables, estaba justificada la matanza de las noventa y cinco restantes. ¡Debió ofrecerse él para ser secuestrado, torturado y muerto para probar esa teoría, para dar validez a su argumento!"

Si bien el comentario parece progre, lo que resalté en negrita derriba su benévolo comentario acerca de los desastres que hicieron los milicos. Pero bueno, no quiero desviarme demasiado tampoco en colocar todo lo que Wikipedia eleva sobre uno de nuestros máximos exponentes de la literatura nacional. Vamos a lo que nos interesa, al yo político de Borges y su conexión con el peronismo. ¿Por qué era tan gorila don Jorge Luis?


Es sabido que Bioy Casares reconoció que Borges festejó los fusilamientos del 56, pero el punto no es ese. Su gorilismo pasa por su conservadurismo, por su rechazo a las clases populares porque se situaba desde la aristocracia de la palabra, desde el saber, desde diferenciarse de la masa, de los negros. Por eso su antiperonismo. El tipo criticaba a los escritores politizados y escribía sin vincularse con la política pero sus palabras no eran carentes de ideología, claro que no. Nada carece de ideología, hasta la carencia misma es una ideología en sí.
La pregunta también pasa por qué fue así durante tantos años si en sus comienzos no. Dónde, en qué rincón habrá quedado el joven Borges que alguna vez haya escrito poemas a la revolución rusa y fuera amigo de Homero Manzi y Jauretche. Dónde quedaron sus resabios yrigoyenistas si cuando pudo elogió la dictadura de Pinochet o las juntas militares de aquí y atacó a Rosas a la distancia de su presente. Cómo no preguntarse si hoy sería capaz de opinar de política. ¿Sería un cuadro político de la oposición o estaría en la vereda de la corriente de artistas nacionales y populares? No respondamos, no podemos hacer historia contrafáctica pero sí puedo citar al gran Norberto Galasso quien sostuvo que: "La exageración de su antiperonismo es propia de los conversos. Borges fue víctima de la clase dominante, y cuando logró atraparlo tuvo que ser un converso.”
Pero como alguna vez me dijera en una entrevista Juan Subirá, tecladista de Bersuit, que no todos los artistas están obligados a tocar determinados temas. No obstante, eso no quita que ante cuestiones tan controversiales uno se entrometa a opinar en contra de los intereses generales del pueblo, o justifique bestialidades. No obstante, no quita que su pluma y que su legado literario sea excelso.

Y aquí la anmistía al escritor. A ese escritor de la hostia, merecedor de un premio Nobel que nunca le llegó. A ese que deleitó, deleita y seguirá deleitando a todos los amantes de la literatura. Y pese a que sí ahondamos un poco en lo que les dejo a continuación, siempre vamos a encontrar rasgos un poco alejados de nuestro concepto nacional-popular, este poema para saludar en su natalicio a Jorge Luis Borges.

Juan López y John Ward.

Les tocó en suerte una época extraña.
el planeta había sido parcelado en distintos países,
cada uno provisto de lealtades,
de queridas memorias,
de un pasado sin duda heroico,
de derechos,
de agravios,
de una mitología peculiar,
de próceres de bronce,
de aniversarios,
de demagogos y de símbolos.
Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil;
Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown.
Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad,
que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara,
en unas islas demasiado famosas,
y cada uno de los dos fue Caín,
y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos.
La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender."

1 comentario:

  1. Desde la palabra gorilez la objetividad fue destruida. Y la presunción fue de información.

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