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Martín Ciraolo
Tengo TN de fondo, acaban de llamar a Duhalde para que de su opinión acerca de las elecciones. Esta criticando las primarias y además, le preguntan por el "voto peronista" y le dan todo el speech para que después el otro repita. Habla del "derrumebe electoral del kirchnerismo" en todo el pais. Y eso hace que me pregunte qué es lo que pasa, que papel siguen jugando los medios. Analicemos a TN.
Pantalla en tres. El bunker del PRO tiene la prioridad; la conferencia de prensa de Mauricio Macri tuvo amplia cobertura. En el segundo tercio, la "juventud socialista" gritando bien fuerte "¡para Cristina que lo mira por TV!", pese a que recientemente antes de que Bonfatti pasara al frente nadie hablaba. La felicidad les brota; parecieran regocijarse al ver el bunker de Agustín "Chivo" Rossi (FPV) casi vacío, que completa la pantalla.
Y es eso. Hay que retrotraerse a Adorno y Horkheimer. Pura Industria Cultural: los medios hegemónicos marcan tendencia. Ponen carteles, colores, números. Rellenan con palabras en favor a determinado candidato, esta vuelta bancando al inmunizado PRO encabezado por Miguel del Sel. A veces con mayor inteligencia logran disfrazarlo, la mayoría llegan al punto de lo explícito. Cabe explorar a Wright Mills que hablaba de los líderes de opinión; esos tipos que con mayor cercanía a los medios de comunicación, en esa interacción con los demás ciudadanos eran capaces de influir en otros y se convertían así en formadores de opinión.
Pero, ¿hay tantos líderes de opinión como así se necesitan? ¿como se contrarresta el poderío, la influencia, que actúe en algunas personas como la teoría de la "aguja hipodérmica" de Laswell (efecto directo sobre la audiencia)? La repetición constante marca tendencia. Recién Edgardo Alfano analizó el voto peronista clásico (me pregunto yo que a que se referirá con el peronismo clásico, porque me huele al peronismo de derecha). "El peronista tradicional esta disconforme por eso vota a sus candidatos en las intendencias y nacionaliza las elecciones castigando a Cristina Fernandez de Kirchner" asevera. Y completa: "Además participó La Campora junto al Movimiento Evita, eso al peronista clásico no le gusta". Pareciera un deporte pegarle a la juventud peronista.
Musiquita, carteles, más industria cultural. Mientras tanto Bonfatti con el 83.79% de las mesas escrutadas ya se da por ganador junto a Hermes Binner. Pero los tipos tienen tradición política. No así el PRO. Miguel del Sel, actor cómico devenido en político obtiene el 36% de los votos. ¿Para que hablar yo si tengo el legado de Walter Benjamin? Si bien su tesis sobre la estetización de la política la hace sobre el nazismo, la comparación es válida. Por qué tiene que ver con el vaciamiento, con la falta de ideología, con la falta de discurso -no con las cámaras de gas ni campos de concentración-. Discurso con tintes benévolos, de la "no agresión", de "confrontar menos" y "dialogar más". ¿A caso eso es lo que queremos? ¿Gente que repite cuatro palabras que le dijeron antes sin un recorrido, sin una formación, sin ningún tipo de...nada?
La pregunta pasa por el qué tenemos que hacer para demostrarle a la gente que la política es una herramienta de cambio. Que la política no es mala, que hay hombres que no hacen lo que tienen que hacer. Que no es lo mismo la política que los partidos políticos. Que la política es una herramienta para que nos comprometamos con el territorio en el que habitamos, del que somos parte. Y eso la industria cultural lo mata. La industria cultural introduce discursos, aliena, distorsiona e intenta hacer prevalecer determinadas ideas. Esas ideas que tienen que ver con el sostener o llevar a determinados lugares a los tipos más poderosos, del establishment, de la oligarquía, de la derecha o como quieran llamar. La industria cultural distrae, injuria, inclusive miente. Industria cultural es TN, es Tinelli, es El Puntero, es Clarín, es Perfil.
Y va de la mano con su amiga la estetización de la política. Es un medio, es una herramienta. Sirve para llegar a ese objetivo. Impone candidatos, impone la agenda, impone de lo que se tiene que hablar. Y Benjamin a la estetización de la política dice que hay que contestarle con la politización del arte. Y lamentablemente hoy día, la batalla apenas está presentada sobre la mesa. Tenemos mucho por hacer.
Martín Ciraolo
Tengo TN de fondo, acaban de llamar a Duhalde para que de su opinión acerca de las elecciones. Esta criticando las primarias y además, le preguntan por el "voto peronista" y le dan todo el speech para que después el otro repita. Habla del "derrumebe electoral del kirchnerismo" en todo el pais. Y eso hace que me pregunte qué es lo que pasa, que papel siguen jugando los medios. Analicemos a TN.
Pantalla en tres. El bunker del PRO tiene la prioridad; la conferencia de prensa de Mauricio Macri tuvo amplia cobertura. En el segundo tercio, la "juventud socialista" gritando bien fuerte "¡para Cristina que lo mira por TV!", pese a que recientemente antes de que Bonfatti pasara al frente nadie hablaba. La felicidad les brota; parecieran regocijarse al ver el bunker de Agustín "Chivo" Rossi (FPV) casi vacío, que completa la pantalla.
Y es eso. Hay que retrotraerse a Adorno y Horkheimer. Pura Industria Cultural: los medios hegemónicos marcan tendencia. Ponen carteles, colores, números. Rellenan con palabras en favor a determinado candidato, esta vuelta bancando al inmunizado PRO encabezado por Miguel del Sel. A veces con mayor inteligencia logran disfrazarlo, la mayoría llegan al punto de lo explícito. Cabe explorar a Wright Mills que hablaba de los líderes de opinión; esos tipos que con mayor cercanía a los medios de comunicación, en esa interacción con los demás ciudadanos eran capaces de influir en otros y se convertían así en formadores de opinión.
Pero, ¿hay tantos líderes de opinión como así se necesitan? ¿como se contrarresta el poderío, la influencia, que actúe en algunas personas como la teoría de la "aguja hipodérmica" de Laswell (efecto directo sobre la audiencia)? La repetición constante marca tendencia. Recién Edgardo Alfano analizó el voto peronista clásico (me pregunto yo que a que se referirá con el peronismo clásico, porque me huele al peronismo de derecha). "El peronista tradicional esta disconforme por eso vota a sus candidatos en las intendencias y nacionaliza las elecciones castigando a Cristina Fernandez de Kirchner" asevera. Y completa: "Además participó La Campora junto al Movimiento Evita, eso al peronista clásico no le gusta". Pareciera un deporte pegarle a la juventud peronista.
Musiquita, carteles, más industria cultural. Mientras tanto Bonfatti con el 83.79% de las mesas escrutadas ya se da por ganador junto a Hermes Binner. Pero los tipos tienen tradición política. No así el PRO. Miguel del Sel, actor cómico devenido en político obtiene el 36% de los votos. ¿Para que hablar yo si tengo el legado de Walter Benjamin? Si bien su tesis sobre la estetización de la política la hace sobre el nazismo, la comparación es válida. Por qué tiene que ver con el vaciamiento, con la falta de ideología, con la falta de discurso -no con las cámaras de gas ni campos de concentración-. Discurso con tintes benévolos, de la "no agresión", de "confrontar menos" y "dialogar más". ¿A caso eso es lo que queremos? ¿Gente que repite cuatro palabras que le dijeron antes sin un recorrido, sin una formación, sin ningún tipo de...nada?
La pregunta pasa por el qué tenemos que hacer para demostrarle a la gente que la política es una herramienta de cambio. Que la política no es mala, que hay hombres que no hacen lo que tienen que hacer. Que no es lo mismo la política que los partidos políticos. Que la política es una herramienta para que nos comprometamos con el territorio en el que habitamos, del que somos parte. Y eso la industria cultural lo mata. La industria cultural introduce discursos, aliena, distorsiona e intenta hacer prevalecer determinadas ideas. Esas ideas que tienen que ver con el sostener o llevar a determinados lugares a los tipos más poderosos, del establishment, de la oligarquía, de la derecha o como quieran llamar. La industria cultural distrae, injuria, inclusive miente. Industria cultural es TN, es Tinelli, es El Puntero, es Clarín, es Perfil.
Y va de la mano con su amiga la estetización de la política. Es un medio, es una herramienta. Sirve para llegar a ese objetivo. Impone candidatos, impone la agenda, impone de lo que se tiene que hablar. Y Benjamin a la estetización de la política dice que hay que contestarle con la politización del arte. Y lamentablemente hoy día, la batalla apenas está presentada sobre la mesa. Tenemos mucho por hacer.
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